Cuando la música en inglés fue prohibida: censura y resistencia cultural en la Argentina de los 80
Cómo una medida nacionalista durante la Guerra de Malvinas impulsó sin querer al rock argentino y transformó para siempre la escena musical del país.
En 1982, en plena dictadura militar, Argentina entró en guerra con el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas. En ese contexto bélico y profundamente nacionalista, el gobierno tomó una decisión inesperada pero simbólica: prohibir temporalmente la difusión de música en inglés en las radios. Lo que comenzó como un gesto de repudio al enemigo terminó generando uno de los giros más importantes en la historia cultural del país.
La censura como herramienta de control ideológico
El decreto fue impulsado por el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión), y obligaba a las emisoras a suspender toda canción cuyo idioma fuera el inglés, particularmente aquellas provenientes del Reino Unido y Estados Unidos. Aunque se justificó como un acto de soberanía cultural, se inscribía en una tradición más amplia de censura sistemática que caracterizó al régimen militar desde 1976.
El objetivo era claro: bloquear cualquier influencia "enemiga", incluso si esa influencia venía en forma de música pop o rock. Así, artistas como The Beatles, Queen, Pink Floyd o The Rolling Stones —que ocupaban gran parte del dial— fueron desplazados casi de un día para otro.
La explosión del rock nacional
Pero la historia no terminó ahí. Lejos de silenciar la música, la medida abrió el juego a una generación de artistas locales que venían batallando por espacio y visibilidad. Bandas como Serú Girán, Los Abuelos de la Nada, Virus, Riff, Spinetta Jade y solistas como Charly García o Fito Páez encontraron un lugar protagónico en las radios.
En vez de apagarse, la música floreció. El público se reencontró con sus propias voces, con letras en español que hablaban de realidades locales, angustias existenciales y deseos de libertad. Fue un momento en el que el rock argentino dejó de mirar exclusivamente hacia afuera y comenzó a construirse como identidad cultural sólida.
Resistencia y creatividad en tiempos oscuros
La paradoja de este episodio es poderosa: una medida de control impulsó un acto de emancipación artística. Lo que el régimen pretendía como blindaje cultural, terminó siendo terreno fértil para la creación. El público se volcó a lo propio. Las bandas comenzaron a llenar teatros, los vinilos de rock nacional se convirtieron en objeto de culto, y las letras adquirieron un nuevo nivel de resonancia política y emocional.
En un país sometido a la represión, la música —lejos de ser solo entretenimiento— se volvió un espacio de resistencia, de catarsis, de afirmación de lo colectivo.
El legado de una prohibición absurda
Hoy, a más de cuatro décadas de aquel decreto, la anécdota sigue siendo recordada con una mezcla de indignación e ironía. La censura no logró su objetivo, pero sí dejó huella: marcó una nueva etapa para la música argentina, una etapa en la que los artistas comenzaron a ocupar el centro del escenario con sus propias voces, y en su propio idioma.
Lo que comenzó como una guerra entre países, se transformó en una revolución cultural interna. Porque, como ha pasado tantas veces en América Latina, cuando el poder oprime, el arte responde.
✍️ Publicado por Román González
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